Musicota.

13 de febrero de 2013

El primero nunca se olvida.

Esa misma tarde la besó. La besó como ella había soñado que la besaba. Justo así. Eso era besar, ése sí que era un hombre y ella ya era una mujer enamorada. Aquellos besos fueron suficientes para que esa misma noche volviera a casa en ese estado en el que sólo se está la primera vez que te has enamorado, cuando todos los seres humanos creemos, uno tras otro, que acabamos de descubrir lo que realmente es el amor.

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