Musicota.

21 de agosto de 2015

Tócala otra vez, Sam.

Llevo 4 canciones y media intentando descifrarte y sólo consigo entenderte menos a cada parte. Las canciones tienen éso, o las entiendes o pasas, hay otras que son casa, personas, lugares y recuerdos con telarañas. Unos mejores que otros, otros peores que unos, encerrados en cajones mohosos y con polillas, y quién sabe si con alguna que otra prenda de la noche más increíble de tu vida, sonando de fondo tu canción favorita. Dejas que te maten o esperas a que te aten. Puedes dejarte morir, pero prefiero revivir. Puedes llorar por mil motivos y reír casi por los mismos. Que una canción quita distancia y pone kilómetros hasta dónde nadie alcanza. Puedes sentirte mejor con tu canción favorita que con las personas que te la quitan, la vida, digo. Y te autoconvences, que a veces, sólo cuando tu cerebro busca comprensión, no necesitas a nadie que te haga cambiar de opinión, sólo basta con quedarte ese momento tú y tu canción.

13 de mayo de 2015

(NO) KARMA.

Paciencia, que tiempo al tiempo, que lo bueno tarda en llegar y se hace mucho de esperar, y miles de refranillos que nos dicen creyendo que así, nos calman o como si nos convencieran de que todo éso es verdad. Una mierda, sí, una puta mierda. Lo de que el karma existe no es verdad, no sé quién, dónde ni cómo se ha inventado tal cosa. Oh, espera, ¿se come verdad? Claro, se come y por éso ya no queda nada para la gente que sigue creyendo que las cosas buenas vienen de camino. Nos pasamos la vida esperando ese rebote de energía positiva por habernos entregado a alguien o algo haciendo el bien, sin pensar que a veces sólo te perjudicas. Éso sí, sigues ayudando a tu vecina con la compra por la escalera, sigues dejando que se cuelen en el súper porque el señor que lleva mirándote mal 10min tiene en el carrito dos cosas menos que tú, pero oye, por si el karma, eh. Lo que de verdad hay que hacer es mirar por y para ti. En el fondo es sencillo, pero cuesta trabajo si además eres tonto. Has de creerte tú el centro del mundo, el ombligo del universo, o al menos del tuyo. Que no tienes que poner buenas caras si tienes un mal día, y mucho menos dar explicaciones si no te apetece. Y déjate de karmas y cosas sin sentido que nunca llegan y sal y búscate las habichuelas con tus propios medios y méritos. Quédate con lo mejor que te pase, porque seguro que en algún sitio, en algún momento del día hay algo bueno. Sólo tienes que mirar(te) y sentirte bien, no queda otra para avanzar.

2 de febrero de 2015

Cruzar en rojo.

Siempre nos quedará el sol del sur en invierno, ése que llega a quemar tanto como el frío. Que un abrazo puede quitarnos de la cabeza el bajar a la calle a perdernos, y nos ayudará a recomponernos por dentro. Y que también, queremos hacer más cosas de las que llegamos a intentar, y que no empezamos ninguna por miedo o falta de interés. Que esta época no le gusta a nadie; vivir estresados y ahogándonos en un vaso de agua no nos hace ningún bien y mucho menos quiero reconocer, que no tenemos forma humana de intentar mantener una conversación que dure mucho más de 5 minutos con alguien con quien compartes todo. Que febrero ya no te da la mano para cruzar, y tú no haces otra cosa que hacerlo siempre en rojo. Pero, ¿qué más da? Si no tenemos ningún tiempo que perder y aún así no queremos perderlo porque hay mucho por hacer. Que se empieza quitando las telarañas a cosas que tenías más que olvidadas y terminas descubriendo otras nuevas. Y en éso se resume todo, que te pierdes porque no hay nadie que pueda darte un abrazo, que esperas todo un mes a una fecha concreta para volver a ser persona y no preocuparte por encontrar la manera más humana de ser lo que eres, mirar lo que vales y ver lo que sabes.

19 de octubre de 2014

Octubre.

Todavía no se ha demostrado que el tiempo exista, y aún así es quien nos vence tantas veces y cada vez que le da la gana. Tal vez, ahora que es octubre y que todo haya pasado tan rápido, después de casi superar abril y septiembre -y todos y cada uno de los meses que han pasado- sea éste el que te esté dando la oportunidad de ser tú misma en una versión mejorada de ti -pero siempre siendo tú misma.- Realmente, este es el mes en el que más cambios has tenido; es el mes de crecer, de aprender, equivocarse a cada paso y de volver a aprender después de cada caída, de aceptar, de confíar y dejar marchar porque sabes que va a volver, de enseñar, porque alguien habrá que quiera aprender de ti, habrá alguien que quiera quererte y siga haciéndolo incluso después de veintitrés semanas. Octubre quiere dar paso al frío tímidamente y se excusa con un sol más lleno de vida que en pleno agosto, y llena las calles de caras desconocidas, gente que va a ninguna parte y de miradas que no volverán nunca a cruzarse, o sí, quién sabe. Que terminas aprendiendo a dar pasos pequeños pero más firmes que nunca, y que quien te quiere de verdad, te enseña a no decir "no" ni a echarte para atrás sin haber probado siquiera lo que se propone. Y que todas esas vueltas da la vida; empiezas con el pie izquierdo todos los días del mes, hasta que te enseña que aún quedan cosas por aprender, enseñar, aceptar y sobre todo, crecer.

24 de mayo de 2014

¿Tiempo?

El tiempo, qué relativo es el tiempo. Pasa demasiado deprisa cuando no queremos, se nos escapa e intentamos ir detrás sin éxito ninguno; pero cuando intentamos sobrepasarlo, nos atrapa, nos retiene, encierra, ahoga e incluso asfixia, qué lento pasan las situaciones amargas que dejan heridas abiertas, curadas por nadie. A veces un mes se hace pasar por 3. Qué descompensado está todo y qué poco nos damos cuenta. Hace rato que los martes son igual a los viernes, que te has pasado media vida buscando algo que no va a ninguna parte, algo que terminó antes de empezar, y es que hoy se me ha metido un sábado con sabor a domingo en el ojo, cargado de recuerdos, cargado de malos momentos. Y que hace tiempo que el tiempo pasa tan rápido, que no nos hemos dado cuenta de nada. Que las cámaras dejaron hace tiempo de sacar los ojos rojos, que desde hace tiempo sacan las expresiones perfectas que no tenemos, que borrar una lágrima se hace con un simple click, pero supongo que las personas no somos tan diferentes, así que ¿por qué matarnos en guerras? Es el tiempo un traidor que apuñala por la espalda, pero eso no lo entenderá tu vecino de arriba, y seguirá pensando que Franco resucitará y que hay que estar alerta por si vuelve la España roja. Que es esa mini-cárcel la que nos condiciona la rutina, nos implanta normas sin saberlo y las aceptamos como máquinas-del tiempo-que somos. Y hace mucho tiempo que llevaba tiempo queriéndome dar cuenta de lo poco que apreciamos el tiempo.

7 de abril de 2014

Primavera, qué difícil eres.

Estuvimos discutiendo largo rato, volvía a estar desanimada, y triste, pero nada que no hubiera sentido antes. Agaché la cabeza, rendida, y entonces la primavera ya había llegado, pero no me dio tiempo a protegerme, no me dio tiempo a saber estar sola, otra primavera más. Antes de romperme del todo, recuerdo aquella noche de verano; terminamos de hacer el amor y él comenzó a vestirse de espaldas a mí. Yo aún mantenía la esperanza de que el amor volviera a inundarnos como minutos atrás lo había hecho. Pero no lo hizo, y una parte de mí ya sabía que no lo volvería a hacer. Se marchó tras haberme dado el último beso, el que nunca quise que llegara; aquel beso gélido, muerto, ése que anunciaba que ya no éramos.
Ahora ya han pasado ocho meses, las noches siguen siendo largas, pero no me da tiempo a dormir. Ya no hay buenas noches, porque ya no me las das, ya no las hacemos. Porque éramos uno, pero nunca lo entendiste. Y, precisamente, fue el brillo de tus ojos el que hizo apagarme lentamente. Yo, que nunca me rindo, bueno, que nunca me rendía si quería conseguir algo por lo que seguir viviendo. Ajena a todas las advertencias, golpes y heridas, yo seguía con la intención de verte a cada momento, y te hablaba, quedábamos, pero nunca llegaba a encontrarte. A pesar del gran estruendo que provocó el haberme dado de bruces contra la realidad y de que toda yo quedara reducida a mil pedazos tirados por el suelo, volví a aquella cafetería que tanto nos gustaba, pero ahora el café me amarga, y todos tus recuerdos se burlan de mí desde lo más hondo del vaso. Aunque esta vez yo buscaba un café que me hiciera resucitar del letargo en el que se había convertido mi vida. Empecé a recordarnos, a verte sentando al otro lado de la mesa, tanto te deseé en aquel momento que apareciste, con esa sonrisa que sacabas cuando todo iba jodidamente bien, y así pude confirmarlo, ya tenías a otra a la que regalarle las tardes de domingo y comenzar una nueva vida. Que ya es primavera y aún no me atrevo a decir que lo único que me hace llorar es la alergia, porque no lo es, y yo todavía no soy del todo yo. Pero ya ves, qué le va a importar ésto a un cobarde como tú, si los cobardes nunca vuelven al lugar del crimen. Primavera, -yo- incompleta.

27 de marzo de 2014

Felices 18, Swll.

Es curioso que hace 17 años me estuvieran celebrando mi primer año de vida sobre este lugar al que llamamos mundo, y ahora con los 18 debajo de mi piel, dentro de mi alma, me pregunto muchas cosas que quizá no tengan respuesta, o tal vez todo el mundo las sepa menos yo. Ya me lo decían muchas personas de mi familia, y ya me lo digo yo. Siempre he sido un desastre, pero de los de querer seguir siendo una niña, cosa que el ser desde hoy mayor de edad, no me va a impedir seguir siéndolo, porque sé que en muchas ocasiones soy un trasto, de los grandes, pero hay cosas que no se pueden cambiar. Hoy, 27 de marzo, me dicen que empiezo una nueva etapa, que la disfrute porque a partir de ahora los años volarán. Hoy tal vez, se me hayan quedado muchas felicitaciones por el camino, y han llegado otras que ni me esperaba. Hoy, como cada día que lo he intentado, he querido valorar cada detalle de todas las personas que de verdad me rodean. Tal vez a algunas felicitaciones les faltaba tiempo, otras tendrían prisa y ningunas ganas, y algunas sin embargo, ha sido ese tiempo las que les ha hecho desgastarse. Pero no me quejo por no haber sido la persona con más felicitaciones del mundo, hoy no me quejo de nada. Hoy sólo doy las gracias, como cada año, y día tras día a las personas que consiguen que llegue sin preocupaciones, que llegue con las heridas bien curadas, sin que escuezan, al año siguiente. Son esas personas que, aunque suene muy típico y sea tan tópico, todo el mundo quiere tener en su vida, pero que sólo las tengo yo, son ese tipo de personas que te hacen el camino más fácil, que te quitan algunas piedras, y te dejan otras a propósito para que te hagas un poco más fuerte y sepas valerte por ti misma. Pero dejan las piedras pequeñas, las piedras de mis arrebatos, las que explican el por qué soy tan cabezona y dejan que me haga un poco de daño con algún que otro muro, pero que antes de caer, ya están poniéndome una cama llena de algodones, cojines, y muelles, para salir de ahí cada vez con más fuerza. Hoy ya tengo los 18, desde hoy me acompaña otro año, otros 365 días llenos de cosas buenas y malas supongo, pero que espero no desaprovechar ni un sólo minuto, que cada año intento pisar con más fuerza, y aunque a veces las cosas no salen como quiero, nunca me he desanimado, porque todo el motor que me empuja, no ha fallado en ningún momento, y ninguna pieza se ha caído y/o estropeado. Felices dieciocho a mí misma, pequeña, para que intentes quererte aún más y un poquito mejor de como lo llevas haciendo hasta ahora.