Musicota.

19 de octubre de 2014

Octubre.

Todavía no se ha demostrado que el tiempo exista, y aún así es quien nos vence tantas veces y cada vez que le da la gana. Tal vez, ahora que es octubre y que todo haya pasado tan rápido, después de casi superar abril y septiembre -y todos y cada uno de los meses que han pasado- sea éste el que te esté dando la oportunidad de ser tú misma en una versión mejorada de ti -pero siempre siendo tú misma.- Realmente, este es el mes en el que más cambios has tenido; es el mes de crecer, de aprender, equivocarse a cada paso y de volver a aprender después de cada caída, de aceptar, de confíar y dejar marchar porque sabes que va a volver, de enseñar, porque alguien habrá que quiera aprender de ti, habrá alguien que quiera quererte y siga haciéndolo incluso después de veintitrés semanas. Octubre quiere dar paso al frío tímidamente y se excusa con un sol más lleno de vida que en pleno agosto, y llena las calles de caras desconocidas, gente que va a ninguna parte y de miradas que no volverán nunca a cruzarse, o sí, quién sabe. Que terminas aprendiendo a dar pasos pequeños pero más firmes que nunca, y que quien te quiere de verdad, te enseña a no decir "no" ni a echarte para atrás sin haber probado siquiera lo que se propone. Y que todas esas vueltas da la vida; empiezas con el pie izquierdo todos los días del mes, hasta que te enseña que aún quedan cosas por aprender, enseñar, aceptar y sobre todo, crecer.

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